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Historia del Tambor

Tambor

Anticipación de la clase

HISTORIA DEL TAMBOR

El Origen del tambor es Africano y se remonta a la prehistoria, llega a Europa por medio de las migraciones de africanos y moros, posteriormente llega en el Nuevo Mundo cuando los ejércitos conquistadores inicial la colonización americana. Cuando los africanos esclavizados llegan a América, exploran diversas posibilidades sonoras, convirtiendo casi cualquier objeto en tambor y en motivación para el baile.

Imagen tomada de: https://www.musiclave.com/instrumentos-musicales/de-percusion/tambor/ 

LA OLEADA MUSICAL  DE ÁFRICA  EN EUROPA E HISPANOAMÉRICA

Los tambores   nacen desde  la  prehistoria.    Los pueblos  europeos  debieron recibir   de  los  del   Nilo   dicho  instrumento,    y  por  eso  les  atribuyeron    a ellos   su  invenci6n.    Pero  al   surgir    la  civilizaci6n     egipcia,     los   tambores, que  pertenecían   a épocas  prehistóricas,   ya  habían  sonado   mucho.    Es simple    entender    que  pueblos  de  cultura   más  primitiva   como  la  de  los negros  de África,   hayan  debido   bastarse  en todo  momento   para fabricar sus tambores,   y ello  hace pensar  que   fueran  ellos,  quienes  llevaron   sus tambores   a  Egipto,    y  de  allí   pasarían  a  Siria,   Frigia,   Creta,  Grecia  y Roma.

El   tambor   en  el  África  fue  el  símbolo   de  una  potencia   sobrenatural,    y  aun continua  siéndolo.   Por  esta razón,   cada jefe de clan, o de  tribu,  tiene  uno.   El  tambor   regio,   es  una  institución     típica   del  África   negra.    Para construir   el tambor   de un nuevo  rey,  hay  que cumplir   a veces  con ritos sagrados     y    hasta    alimentarlos        con    sangre     de    un    decapitado, antiguamente     de  un  enemigo   vencido   o  un  esclavo;   hoy  en  día  con sangre  de toro  en pleno vigor.

Los  tambores  sagrados   y  oficiales,   en  las  regiones   del  Nilo   superior, están  colgados  frente a la  casa del jefe,   o bajo  el  «árbol   del   pueblo»,   y se  les  observa   con   respeto.    Los  distintivos    de   todo   jefe,   son   sus tambores   sagrados.   Entre  ellos,    la  pérdida  del tambor  es una deshonra.

El  tambor   en África  acostumbraba    ser  el símbolo   de   los   grandes    imperios,    y   según   la   tradición,    el   tambor resonaba  por  sí solo,  cuando  el imperio   corría  algún  peligro.   Por esto,  el tambor   era venerado  como  el  protector   del pueblo.

Los tambores   debieron   de  ser  hechos  de  grandes   calabazas,    guiros  o jícaras,  que aún  son frecuentes   en  diversos   pueblos   sudaneses  de África occidental.   Luego fueron  imitados   en  madera  y en   metal,   produciéndose en  esta   forma   el  timbal,     tambor   de los africanos del norte. En  los pueblos  bantús,   el tambor   también   es signo  de  alto  mando.  «Llevar   el tambor»,    equivale   a  «reinar».      En  Uganda,   el   tambor   es  insignia    del soberano,   hasta   el   punto   que  la  palabra  tambor   en  lengua   indígena, significa gobierno.

Los primeros   cristianos  no usaron  música instrumental, sino  oral,   pues las instrumentos   que eran  paganos,  debían   callar,  puesto que se suponía  que  estaban   al servicio   de los demonios  y falsos dioses. Por   esta   razón   el  cristianismo     evitó   el   uso   de   tambores,    y   estos quedaron   sobreviviendo    solo  para  antiguos  cultos  agrícolas,   mantenidos por  el  folklore   y las  panderos  de  los juglares,    acróbatas   y vagabundos. Así, en la  alta  Edad  Media,   no se usaron  los tambores. De todas formas, los tambores    de gran  tamaño  y sonoridad   no se conocieron   en  Europa durante  la  Edad  Media,   y fueron  oriundos  de los pueblos  negros.

Se  conoce  que  los  tambores   siempre  acompañaron a  los  negros en   la guerra,   para  animar   a los  guerreros   y  ordenar   sus movimientos;     pero los  tambores,  sobretodo,   llamaban  a  los dioses  que acudían  a ayudar  a los  creyentes.   Cada pueblo  negro  posee su tambor  de guerra.

También  se conoce que  los  moros  invadieron   a los  españoles  en el  siglo VIII,   con numerosas  tropas  negras,  al  son de sus tambores,   quedándose  allí               aquellos     africanos    de   tez    oscura    y   cultura     exótica.    Dichas migraciones  afro negras  en España   debieron    de producir  algún sedimento cultural   en tierra  hispana:   el tambor,  debió  ser uno de esos sedimentos, superior   sin    duda   en  su  valor    musical     a  cuanto   instrumento     en  su género   percusivo  habían  conocido   los cristianos   de Europa.

A fines  del  siglo XV, se produce  otra  migración  de negros  africanos  en España,  y  de  allí   se  extiende   a  las  colonias   españolas.   Apenas  los portugueses  descubren  tierras en África,  una gran corriente  de esclavos sale de Guinea  y del Congo, desplazándose a Lisboa y Sevilla;   miles de negros  se establecen  entonces en Portugal  y en España, desde antes del descubrimiento  de América;   y la trata  de negros  entre  África  y España, continuara  en los siguientes  siglos.

Durante  los siglos  XVI y XVII,  los ritmos  africanos  invaden  a Europa,  y los  negros  son  los  tamboreros   tanto  de  ejércitos,   como  de grupos  de diversión  popular. En esa forma,   se introdujeron  los  tambores  en España   y en las  colonias hispanoamericanas;       no  con   ínfulas    de  señor,   sino   por   abajo,    con rustiquez,  con deseos   de agradar,  y de ser tolerados.   Así,  los  tambores no son  siempre   autoritarios,  sino  populares;   donde  hubo  esclavitud   de africanos,   aquellos  instrumentos   fueron   humildes  para poder  perdurar  y ser libertados.

Información tomada de: Monroy, M. L. B. (2004). La historia del tambor africano y su legado en el mundo. El Artista: Revista de investigaciones en música y artes plásticas, (1), 30-48.